Por tu culpa se fue al tacho el castillo de ilusiones,
que con naipes de cariño poco a poco edifiqué,
con el naipe de mis pobres, mis primeras ilusiones,
que engrupida de promesas desde piba barajé.
Yo soñé con un cotorro compadreando en la barriada
donde al llegar el invierno el sol lo entrara a fajar,
y en las noches de verano, bajo la luna plateada,
sentaos los dos en la puerta entráramos a charlar.
Pero, en cambio, mal vivimos en un cuarto bien mistongo,
vos perdiste mi cariño y ni corte ya me das,
yo me paso todo el día solitaria como un hongo,
y a la noche, curda y tarde, al bulín siempre llegás.
No tenés, para tu vieja ni una frase cariñosa,
pensás que sólo he nacido pa’ coser y pa’ planchar.
El ser buena es una cosa y el ser sonsa es otra cosa,
y yo creo que vos, viejo, no sabés diferenciar.
Te olvidaste que en el barrio doy chiqué con mi belleza,
que recién entro en la vida, que comienzo a despertar;
Dios no quiera que algún día me dé vuelta la cabeza
pa’ cobrar de un sólo golpe lo mal que vos me tratás.
Con razón hay minas malas que no son siempre culpables,
ilusión que se derrumba porque se muere el amor,
no he nacido para mártir y vos serás responsable
si abro un día las dos alas y me voy derecho al sol.